jueves, 23 de julio de 2015

Entre Ingolstadt y Kelheim

En la cima del monte Michelsberg, una colina en las inmediaciones de Kelheim, el punto al que nos dirigimos, se encuentra la Befreiungshalle, un monumento que conmemora la liberación de Alemania en las guerras contra Napoleón. La Befreiungshalle es un singular edificio circular adornado con dieciocho estatuas de mármol de Carrara que sostienen escudos con los nombres de las batallas contra Napoleón. Hay unas excelentes vistas del Danubio desde lo alto.

Lola Montez
La construcción se debe a un capricho de Luis I de Baviera que en 1836 volvió de un viaje a Grecia encandilado con la cultura helena. Cuando se inauguró en 1862 el monarca había ya decidido retirarse de la vida pública, ahora encandilado con los encantos de Lola Montez, la bailarina irlandesa que le dejó embrujado desde que, tras presenciar una actuación suya, en una audiencia privada se le ocurrió preguntarle si aquel cuerpo era divino o humano, a lo que la actriz respondió rasgando su vestido, para que el pícaro don Luis pudiese comprobar por sí mismo la auténtica naturaleza de sus pechos. 

Esta quinta etapa que transcurre desde Ingolstadt hasta Kelheim es relativamente larga, alrededor de sesenta kilómetros. Aproximadamente a mitad de camino nos encontramos con Neustadt an der Donau y un par de kilómetros más adelante con Bad Gögging, una bella y tranquila localidad termal situada a la orilla de un afluente del Danubio, el Abens. Es rica en manantiales de azufre, por lo que hay varios balnearios e instalaciones termales, en los que será fácil reponerse del cansancio acumulado en la bicicleta. También tiene interés visitar la iglesia de St. Andreas, que en su interior alberga un museo romano (solo abre una hora al día por las tardes).

Römerkastell Abusina
Poco después de Bad Gögging y cerca del Danubio se encuentran las ruinas de  Römerkastell Abusina, un importante campamento que los romanos levantaron aquí, en la frontera norte de su Imperio. Fue fundado en la segunda mitad del siglo I, construyéndose inicialmente de madera para rehacerse en piedra en el siglo siguiente. Cada año se celebra durante tres días en el mes de agosto un gran festival que rememora la vida romana en el lugar. Lo que actualmente puede verse no es gran cosa, apenas las bases de los muros y poco más. Los romanos llamaron limes a esta frontera septentrional que separaba y protegía su imperio de las acometidas de los bárbaros. La tradición popular consideraba la construcción de este muro como algo misterioso, como cosa del diablo. Para el campesino del medievo el parapeto que marcaba los límites del imperio romano hasta el mar Negro era algo sobrehumano, inimaginable, algo fuera de lo normal que solamente podía haber sido ejecutado por misteriosas fuerzas sobrenaturales. 

Kloster Weltenburg
Pocos kilómetros más adelante, desde Eining se puede cruzar en un transbordador hasta Hienheim, en la otra orilla del Danubio. Continuando desde allí otros 3 kilómetros está la Hadriansäule o Columna de Adriano, un monumento conmemorativo que marca el extremo más oriental de lo que fue el muro de piedra (Teufelsmauer-Muro del diablo) con el que los romanos pretendieron reforzar la defensa de esta provincia fronteriza de su Imperio. Es un tramo un poco complicado que al final compensa por unas hermosas vistas del monasterio benedictino de Weltenburg (Kloster Weltenburg), considerado el más antiguo de Baviera, fundado en el siglo VIII, aunque su actual fisonomía procede de la reconstrucción hecha en el XVIII.

Nuestra agonía del día termina en la confluencia del Danubio y el Altmühl, en Kelheim. Esta ciudad posee la planta de cerveza blanca (Weissenbier) más antigua de Baviera, inaugurada en 1607. 
Weisses Brauhaus
Aunque ya tengamos prevista la cena en Kelheim, la Weisses Brauhaus merece una visita. Es una fábrica de cerveza fundada en 1607 por el Duque Maximiliano que dispone en el patio interior de una terraza (Biergärten) muy agradable, con árboles de gran tamaño. La cerveza es deliciosa a juicio de los especialistas. 

Los orígenes de los Biergärten se remontan al siglo XVI, cuando el proceso de elaboración de la cerveza se hacía entre septiembre y abril. Características comunes de los Biergärten son las mesas y bancos de madera, el patio con árboles y el suelo de gravilla. No se considera adecuada la presencia de sillas de plástico, la sustitución de árboles por sombrillas, los suelos de cemento o que se sirva comida precocinada.

Los Biergärten surgieron cuando se bebía sobre todo cerveza de fermentación baja, que por ley sólo se permitía prepararla entre el 29 de septiembre y el 23 de abril, ya que la fermentación debía tener lugar entre 4 y 8 grados. A fin de que la cerveza pudiera ser servida también en los meses calurosos, las grandes cervecerías construyeron sótanos para conservar la cerveza a temperaturas adecuadas. Al objeto de  mantener los sótanos frescos, el suelo sobre el que estaban construidos se cubría de gravilla. Después se plantaron castaños, por la sombra fresca y densa que proporcionan. En algunos Biergärten se suele permitir que los comensales lleven su propia comida pero las bebidas deben comprarse siempre en el local. La mayoría tienen un espacio reservado para los clientes habituales y dejan el resto para los visitantes ocasionales.

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