lunes, 2 de marzo de 2015

De vacaciones en bici

Le hemos dado vueltas y las razones son muy diversas. Sin duda la crisis económica es una de ellas pero en nuestro caso no resulta la más importante a la hora de plantearnos otra forma pausada y saludable de entender las vacaciones. Ni playas de moda ni lugares recónditos ni paraísos por descubrir. Preferimos   tranquilidad. Un paseo en bicicleta por el Danubio ¿Por qué no? Unos días relajados cerca de la naturaleza, un poco de ejercicio que siempre viene bien y alejarse durante el tiempo de asueto de la contaminación y el ruido que nos rodean cotidianamente. No está mal. Cada vez la bicicleta gana más adeptos y hay razones de peso para que así sea.

Después de haber estado arrinconada durante décadas en beneficio del desplazamiento motorizado, el  uso de la bicicleta ha resurgido y va ganando batallas frente a otra clase de vehículos. Cada vez hay más gente en bicicleta que no son ciclistas, gente que utiliza la bici para desplazarse, para moverse con más tranquilidad o para irse de vacaciones.

Vamos a ir a Alemania. Durante diez días pedalearemos desde Ulm hasta Passau, ya cerca de la frontera con Austria. Las etapas van a ser de unos 40 ó 50 kilómetros diarios. Son bastantes pero tenemos todo el día para darle a los pedales. A 10 kilómetros por hora, que no es exigirse demasiado aún siendo talluditos y poco deportistas, en cinco horas podemos completar cada recorrido diario. Nos quedan todavía muchas horas para descubrir los secretos de cada destino, pasar un rato de esparcimiento, recrearnos, hacer fotos, cenar en compañía agradable y recuperarse para la jornada siguiente. Un viaje de turismo placentero sobre dos ruedas sin prisas y con amigos. Un lujo.

Las razones que esgrimimos los defensores de la bicicleta son incuestionables y por eso éstas van ganando cada vez más espacio. En primer lugar las utilizamos porque se trata de un ejercicio muy saludable y practicable a cualquier edad, incluso para aquellos que empiezan ya maduritos y sin haber practicado previamente ningún deporte ni haber hecho ninguna clase de ejercicio. Andar en bicicleta favorece la circulación sanguínea, oxigena el cerebro, libera del estrés, permite mejorar la resistencia, reduce la tensión, fortalece los músculos y consume calorías. No se puede pedir mucho más.

Pero hay más. Otra ventaja importante es que se trata de un medio de transporte mucho más ecológico, algo sumamente importante hoy en día que hay que ser especialmente cuidadoso con el medio ambiente. Otra cuestión muy tentadora a la hora de decidir irse en bici de vacaciones es la velocidad de desplazamiento. En este tiempo que nos ha tocado vivir, en el que todo pasa tan rápido, resulta placentero poder disfrutar de las cosas sin prisas, recreándose. 

Y algo que hay que valorar especialmente en un momento como el actual es lo del coste cero. La bici es un gimnasio al aire libre, un viaje de placer, un reconstituyente, un médico personalizado, una terapia relajante y un medio de locomoción. Todo en uno y absolutamente gratis. Así que, nos vamos de vacaciones en bici.

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