viernes, 3 de julio de 2015

Una mirada a Ulm, el punto de arranque

Nuestro periplo ciclista por Alemania va a arrancar en Ulm. A esta ciudad llegaremos desde Munich el día 30 de julio y desde ella empezaremos a pedalear el día 31 camino de Dillingen. Tenemos toda la tarde y toda la noche para tomarle el pulso. Y lo haremos.

Posiblemente los dos puntos fuertes de Ulm sean la catedral y Albert Einstein. Para muchos fue un milagro que la catedral gótica se salvara de las bombas (tras la guerra, de 12.975 edificios que había solo quedaron en pie 2.663). Se empezó a construir en 1377. Son destacables algunas vidrieras medievales, un magnífico coro y las esculturas en piedra, además de presumir de la torre de piedra más alta del mundo (161 metros). Realmente la torre se remodeló en 1890 para superar en altura a la de Colonia. Ya veremos qué sensación nos produce. A juicio de Claudio Magris (El Danubio) "La catedral tiene algo de desafinado, aquella pizca de torpeza que se aprecia con frecuencia en los récords y en los números uno". Una vez dentro nos separan 768 escalones para disfrutar de la mejor vista de la ciudad. Cada uno debe valorar su osadía.

Fischkasten
Stadthaus
Enfrente está la Stadthaus (Casa de la ciudad), un bonito edificio blanco del neoyorquino Richard Meier, no exento de polémicas desde su construcción en el año 1993. Caminando hacia el río, en la Markplatz, encontramos una fuente con tres guerreros, es la Fischkasten (caja del pescado), su famosa fuente con tres estatuas de guerreros (las actuales son copias). Muy cerca está el Ulmer Museum, en la Kiechelhaus. Tiene pinturas de Picasso y de Munch, pero la joya de la corona es el famoso Löwen-Mensch, el hombre león, con casi 32.000 años de antigüedad. Merece la pena un paseo por el Fischerviertel, el barrio de los pescadores, del que dice Magris que es "encantador, con sus callejas íntimas y acogedoras, lo mesones desbordantes de truchas y espárragos, las cervecerías al aire libre ... y las glicinas que se reflejan en el Blau, el riachuelo familiar que fluye directamente hacia el gran río". Al parecer no se puede abandonar la ciudad sin tomarse un capuchino en el café Ulmer Münz.

Einstein-Brunnen
Albert Einstein nació aquí aunque al año su familia se mudó a Munich. Al lado de la estación de tren hay un monumento que recuerda que ahí estuvo la casa donde nació. La Einstein-Brunnen (Brunnen = fuente) es una concha de caracol de la que sale el busto del sabio sacando la lengua. En la Casa de la Historia de la Ciudad se exhibe una carta en la que Einstein agradece los honores que su ciudad le dispensa. El museo con la carta de Einstein forma parte de la Schwörhaus, la Casa del Juramento, del siglo XVII. Ahora se ha retomado la tradición medieval y el penúltimo lunes de julio el alcalde jura desde el balcón servir bien a los ciudadanos.

Schwörhaus
Fischerviertel
Hay una muralla medieval que va desde el Fischerviertel hasta el Friedrichsau. Desde allí, el sastre de Ulm, Albert Ludwig Berblinger, quiso en 1811 volar ante Federico I de Wurtenberg. Berblinger construyó un artilugio con unas alas de madera, cuerdas, espinas de pescado y seda (una réplica del artefacto puede verse colgando del techo en la Rathaus). El intento fue un fracaso pero el sastre volador de Ulm tuvo suerte y cayó en el agua. Frente a Ulm, al otro lado del Danubio, se alza Neu-Ulm (es decir, la Nueva Ulm). Cada una de estas dos ciudades pertenece a un estado diferente: Ulm al de Baden-Württemberg, Neu-Ulm al de Baviera. En Ulm lo suyo es reconocer un poco la ciudad y callejear tranquilamente por el casco antiguo para hacer unas fotos que marquen el inicio del viaje. 

Además del muy pintoresco barrio Fischerviertel (Fischer = Pescador) también hay que visitar el de Gerberviertel (Gerber = Curtidor). Están prácticamente pegados el uno al otro y surcados por un par de riachuelos, con sus canales, que aquí desembocan en el Danubio. Más que dos barrios propiamente dichos, son apenas dos cortas calles. Si nos apetece y hay tiempo, en el cercano cementerio de Herrlingen se puede visitar la tumba de Rommel, el Zorro del Desierto. No muy lejos del cementerio hay una roca con esta inscripción: “Aquí fue obligado E. Rommel a suicidarse. Tomó un vaso de veneno y se sacrificó para salvar la vida de su familia de los esbirros de Hitler”.

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