miércoles, 29 de julio de 2015

Passau, el Danubio tricolor

Nibelungenlied
El Cantar de los Nibelungos es un poema épico de la Edad Media escrito en el siglo XIII con características similares al Cantar del Mío Cid en España o a la Chanson de Roland en Francia. En él se narran buena parte de las leyendas tradicionales sobre los pueblos germánicos, adornadas con hechos históricos y con creencias mitológicas. Se describen las gestas de Sigfrido, un cazador de dragones de la corte de los burgundios, que lucha por conseguir la mano de su amada, la princesa Krimilda.

Passau, el punto al que nos dirigimos en la última etapa desde Deggendorf para después de otros 57 kilómetros dar por finalizada nuestra aventura cicloturística, es una ciudad clerical, tiene en sus señas de identidad un pasado en el que el clero juega un papel fundamental dentro de su historia. En la aventura XXI del Cantar de los Nibelungos queda constancia del protagonismo episcopal en la ciudad. "In der stat ze Pazzouwe saz ein bischof" (en la ciudad de Passau reinaba un obispo). Con la iglesia hemos topado, amigo Sancho. En el mismo sentido abunda Claudio Magris en El Danubio cuando dice que "el Oberhaus -la fortaleza episcopal- mantenía bajo sus miradas y bajo sus cañones a los burgueses y su Ayuntamiento, tutelando un orden compuesto de devoción religiosa y autoritarismo clerical".


Un erudito en casi todo, Alexander von Humboldt, geógrafo, astrónomo, humanista, naturalista y explorador alemán, no manifiesta asomo de duda al considerar la gran belleza de la ciudad. En alguno de sus textos habla de Passau, esta ciudad próxima a la frontera con Austria, como una de las capitales  más hermosas de Europa.

Passau es llamada la ciudad de los tres ríos puesto que en ella confluyen el Eno, cuyas aguas vienen de los Alpes y son de color verde, el Danubio, de musicadas aguas azules, y el Ilz, con agua proveniente de una zona pantanosa de color negruzco. En el lugar en que los ríos confluyen, la diferencia de color de los mismos se hace más notable y resulta llamativa. La vista desde el Dreiflüsseck, punto donde se juntan los tres ríos, no se debe perder, es magnífica. Se disfruta de los tres ríos y se ven las torres de San Pablo, el monasterio de Nediernburg, la iglesia de San Miguel, la catedral, el Ayuntamiento, ... (por cierto, merece la pena visitar el salón de actos de Ayuntamiento de estilo barroco, ante todo, por la colosal pintura del pintor Ferdinand Wagner, que muestra a Krimilda, la mujer de Sigfrido, entrando en Passau acompañada de su tío, el obispo Pilgrim).

La ciudad está dividida en tres partes: Altstadtla Ciudad Vieja, en la península que forman los ríos Danubio y Eno, Innstadt, la Ciudad a orillas del Eno (Inn en alemán) e Ilzstadt, la Ciudad a orillas del Ilz. En el año 739 Passau se convirtió en la residencia oficial del Obispo y desde 1217 la ciudad fue nombrada un Fürstbistum, es decir, que era gobernada por un obispo-príncipe. En el año 1225 se le concedió el permiso a Passau de llamarse ciudad. Paseando por el casco antiguo pueden admirarse la nueva residencia episcopal, el ayuntamiento y el monasterio de Niedernburg (construido por Federico Barbaroja). También atesora reliquias arqueológicas de su pasado romano que se pueden apreciar en el Museo Romano Castillo de Boiotro.


En 1662 toda la ciudad fue destruida por un gran incendio. Posteriormente fue reconstruida por arquitectos italianos que le imprimieron un estilo barroco. Passau preserva, por eso, una atmósfera mediterránea, distinguiéndose de las demás ciudades de la región por el estilo de sus construcciones. La hermosa catedral de San Esteban (Dom Sankt Stephan) es de estilo barroco italiano y posee el mayor órgano eclesial del mundo (17774 tubos, 233 registros sonoros y 4 carillones). Todos los jueves no festivos del verano, a las 19,30 se ofrecen conciertos al público.


Otra de las maravillas de Passau no tan agasajada en la literatura pero con indiscutible valor, es la cerveza. Nuestro compañero de viaje, Claudio Magris, recuerda que cuando el ministro de Luis I de Baviera, Rudhard, hijo de Passau, tuvo que embarcarse camino su nuevo destino en Atenas se pasó la travesía bebiendo cerveza de un enorme barril que había mandado embarcar y cantando canciones bávaras. Sobre las bondades de la cerveza de Passau y el amor que le profesan los hijos de la ciudad también hace mención en otro pasaje de "El Danubio": "La cerveza de Passau desempeña constantemente un papel eminente. El reservado y melancólico Stifter, cantor de la renuncia y destinado a un trágico suicidio, la elogia repetidamente y ruega a su amigo Frank Rosenberger que le consiga cincuenta litros, veinticinco para él y veinticinco para su mujer".

La virgen embarazada y los desplazados judíos

Esta penúltima etapa no es muy larga. Algo así como 45 kilómetros son los que separan Straubing de Deggendorf, considerada la puerta de entrada al bosque de Baviera.  

El primer punto con el que nos encontramos, después de recorrer los 12 kilómetros iniciales, es la ciudad de Bogen, una población históricamente desconocida hasta que en 1104 se empezó a hablar de ella por haberse encontrado allí a orillas del Danubio una Virgen embarazada, un hecho del que la iglesia católica prefiere no hablar demasiado para no entrar en la polémica de la virginidad de María ni tener que dar explicaciones a las diferentes interpretaciones que se hacen de la misma. Aunque buena parte de los católicos consideran que María concibió sin dejar de ser virgen, dio a luz sin perder la virginidad y en la misma condición permaneció siempre después del parto, hay algunos teólogos que no están de acuerdo con esa interpretación.

Una importante teóloga estadounidense, Jane Schaberg, conocida mundialmente por su defensa de los derechos de la mujer, mantiene desde hace tiempo que María la Virgen fue una niña de unos doce años que quedó embarazada involuntariamente y tal vez incluso violada, una interpretación provocativa de la virginidad de María que desató las iras de los creyentes y en la que la iglesia no quiere entrar, especialmente tratándose de una eminente profesora católica de teología. La tesis ha sido considerada una osadía y han sido muchos miles los mensajes de odio e indignación los que ha recibido la profesora tachándole de demoníaca y de perversa, llegando incluso a ser repudiada por algunos de sus colegas de la Universidad de Detroit.

Schaberg defiende que la interpretación no es descabellada ni contraria a los textos bíblicos, que lo único que dicen es que María concibió a su hijo Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo, pero en ningún punto mantienen que no hubiese quedado embarazada y hace hincapié en que el milagro radica en la virginidad de María después de la concepción.
Santa María de Bogenberg

El día 13 de cada mes hay una procesión con antorchas a la que acuden muchos peregrinos en la cima cercana al Danubio en la que se encuentra la Wallfahrtskirche Sankt Maria Himmelfahrt (iglesia de Santa María de la Ascensión de Bogenberg), el centro de peregrinación más antiguo de Baviera. Desde finales del siglo XV el domingo de Pentecostés los peregrinos llevan en procesión a través del bosque bávaro dos gigantescos cirios de trece metros de altura que se van pasando de unos a otros durante los setenta y cinco kilómetros que separan Holzkirchen de Bogen.

Abadía benedictina de Metten
Pedaleando otros 10 kilómetros llegamos a Pfelling, un pequeña y tranquila población de poco más de 300 personas donde comienzan las primeras sierras del Bosque de Baviera. De allí a Mariaposching hay otros 9 kilómetros. Mariaposching es también un pequeño pueblo agrícola que empieza a crecer gracias a la instalación en las proximidades de un parque empresarial. Otros 10 kilómetros más allá nos encontramos con Metten, la población que se ha ido formando alrededor de la abadía benedictina de San Miguel fundada en el año 766, en la que destaca su biblioteca y la histórica iglesia barroca. Los alemanes conocen Metten porque aquí nació el legendario portero del Bayern de Munich, Maier.

Deggendorf
Después de otros 5 kilómetros de bici se acaba la etapa en Deggendorf, una ciudad de cuya existencia hay constancia hace 8000 años. Tienen especial fama entre los alemanes sus chorizos de erizo que datan de la epoca de Carlos V. Aquí estuvo situado un campamento de refugiados judíos desplazados tras la Segunda Guerra Mundial, en el que llegó a haber unas dos mil personas. El campamento tuvo vida propia, se creó un centro cultural, había dos periódicos, una escuela, un grupo de teatro, una sinagoga, etc., incluso llegó a emitir su propia moneda conocida como el dólar Deggendorf. Muchos de los residentes en el campamento eran supervivientes del campo de concentración de Theresienstadt (cerca de Praga) que se liberó el 8 de mayo de 1945.

martes, 28 de julio de 2015

Oda a la bicicleta. Pablo Neruda

Una oda es un poema lírico de tono elevado y variedad métrica destinado a la exaltación de una cosa o de una persona. Pablo Neruda es un monstruo absoluto de boina gris y corazón en calma, "el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma", según un tal García Márquez, que de esto debía de saber algo. Una bicicleta es eso, un cacharro de dos ruedas empeñado en ayudarnos a disfrutar. De la conjunción vosotros diréis.


domingo, 26 de julio de 2015

El Partenón alemán y la bruja-política

¿El Partenón griego a orillas del Danubio?
Llevamos un rato pedaleando, disfrutando de nuestra aventura y del paisaje. Rodamos entretenidos en la charla y divagamos sobre todo lo que se ha escrito acerca de las aguas del Danubio. Al levantar la vista nos sorprende un perfil engañoso que destaca en lo alto de una colina cercana en medio de la vegetación. ¿Dónde estamos? El mármol blanco, las columnas dóricas, el frontón y las esculturas de aquel monumento majestuoso nos hacen ver un templo griego de la época clásica en la cima de la montaña, incluso nos aturdimos al pensar que podríamos estar ante el mismísimo Partenón.

Pero no puede ser, no nos han transportado fuerzas ocultas, no hay telequinesia, no estamos en Atenas. Hace apenas diez kilómetros que hemos salido de Regensburg, hemos atravesado el Nibelungenbrücke (El puente de los nibelungos) y encarado la Walhalla Allee para tomar la señalizada Ruta del Barroco hasta llegar a Donaustauf, que acabamos de dejar atrás. No nos hemos equivocado, estamos en Alemania. El templo dórico que domina el Danubio no es el Partenón, es el Walhalla, otro capricho helénico de Luis I de Baviera que de vuelta de su viaje a Atenas volvió a Alemania enamorado de la arquitectura griega. 

Detalle del frontón
Desde muy joven, Luis I de Baviera había demostrado un gran interés por todo lo relacionado con las artes. Se dedicó a viajar por buena parte de Italia y de Francia para admirar las creaciones de los artistas de su tiempo y de épocas anteriores. En Francia quedó prendado de la belleza del Panteón de Soufflot, destinado a homenajear a los franceses ilustres. Desde ese momento se empeñó en construir algo similar en Alemania que glorificase a los germanos ilustres, que por aquel entonces incluiría personalidades de las regiones de Sajonia, Lombardía, Holanda y a otras figuras de habla alemana. La decisión de Luis I de Baviera de inspirarse en el modelo griego para materializar su sueño no se amparaba en razones de tipo estético exclusivamente, sino más bien en razones políticas e ideológicas.  Grecia había estado formada por una serie de polis independientes con un espíritu e identidad común a modo de nación y el rey bávaro consideraba que algo similar ocurría con los estados alemanes.

Beethoven
Walhalla se construyó entre 1830 y 1842 y en el monumento se rinde homenaje a los personajes más célebres de la historia germana. Entre los 161 bustos famosos se pueden ver los de Copérnico, Beethoven, Brahms, Bach, Federico II el Grande, Durero, Einstein, Erasmo de Rotterdam, Kant, Kepler, Lutero, Mendel, Strauss, Maximiliano I y el mismo Luis I de Baviera.

Walhalla es una palabra que procede de la mitología escandinava. Se trata del nombre del palacio de Odín, el rey del trueno y la guerra. Según la leyenda, era algo así como el paraíso o lugar al que iban todos aquellos héroes que morían durante la batalla.

El resto de los 53 kilómetros que teníamos que hacer en esta jornada desde Regensburg hasta Straubing los hacemos volando, comentando detalles de este caprichoso Walhalla y de su no menos caprichoso promotor.

Straubing es una pequeña ciudad famosa por sus iglesias, por sus casas barrocas y por realizar la segunda celebración folclórica más importante en Baviera, conocida como Gäubodenvolksfest, que se lleva a cabo en agosto. Entre los lugares de interés está la torre de la ciudad gótica y las dos iglesias de San Jacobo y del Santo Espíritu y la iglesia del monasterio de las Carmelitas.

Agnes Bernauer
Además del paso de los celtas, los romanos y los bávaros por la ciudad, las calles de Straubing parecen recordar la enigmática historia de Agnes Bernauer, la hija de un cirujano pobre de Augsburgo, de quien se enamoró perdidamente Alberto de Baviera y con la que incluso parece que llegó a casarse en secreto a pesar de las amenazas de su padre, empeñado en emparejarlo con la princesa Ana de Brunswick. Alberto se negó a hacerlo y reconoció públicamente a la hermosa Agnes como esposa. A partir de aquí no está muy documentada la trágica historia y hay diferentes versiones de lo que pasó. Lo cierto es que en 1435, durante un viaje de Alberto, Agnes apareció ahogada en el Danubio. Parece ser que el padre de Alberto, el duque Ernesto, tuvo bastante que ver en el asunto. Después corrió el rumor de que era una bruja y que la habían arrojado al Danubio por hechicera, aunque también hay quien quiere intercalar en el fatal desenlace la actividad política de la mujer. Se dice que hubo una reunión secreta en Kelheim en la que se decidió que debía ser eliminada por conveniencia política. Al final, Alberto se casó con la princesa Ana y su padre levantó en el cementerio de St. Peter un mausoleo en memoria de la víctima.

viernes, 24 de julio de 2015

En Regensburg, castellanizada Ratisbona

Barbara Blomberg y Carlos V
Una hermosa joven de 19 años perteneciente a la burguesía de Regensburg llamada Barbara Blomberg, hizo perder el sentido a nuestro ya maduro Carlos I de España y V de Alemania cuando éste contaba 46 años de edad. Fruto de esa apasionada relación nació Juan de Austria en esta ciudad a la que ahora nos acercamos pedaleando. Para llegar hasta este lugar de Regensburg en el que vino al mundo el reconocido hijo bastardo del emperador, tenemos que recorrer los cuarenta kilómetros que separan Kelheim de esta ciudad, la llamada ciudad gótica y románica de las cien torres que, según dicen, posiblemente sea la ciudad mejor conservada de Alemania. Mucha gente la compara con Praga. Es discutible. Regensburg también tiene un aire que a otras gentes les recuerda a algunas ciudades medievales del norte de Italia, con calles estrechas en las que abundan los viejos edificios con detalles góticos. También discutible. Lo que es innegable es que esta ciudad, extrañamente castellanizada como Ratisbona, tiene historia sobrada en sus entrañas y un germánico bullicio cotidiano con encanto propio que merece la pena conocer. 

Esta ciudad que es la meta de nuestra sexta etapa y el punto más al norte de todo el Danubio, fue fundada por los romanos aprovechando que el Danubio marcaba la frontera septentrional del imperio y conocida entonces como Castra Regina, de donde deriva el actual nombre de Regensburg. Los únicos restos romanos visibles parecen ser la pétrea Porta Praetoria, una de las puertas que daba acceso al campamento y que hoy se encuentra adosada a un edificio moderno.

"Sé que tú amas la nada, y no por su valor, que es mínimo, sino porque se puede jugar con ella". Así se las gastaba otro hijo ilustre de Regensburg, el famoso matemático, teólogo y astrónomo Johannes Kepler, que está claro que sabía tanto o más de filosofía o de metafísica que del movimiento de los planetas alrededor del sol (y de esto sabía bastante). Con esas intensas y rotundas palabras felicitaba el astrónomo alemán en 1611 el año nuevo a un amigo y le enviaba el tratado en el que se pregunta por qué la nieve cae condensándose en estrellas de seis puntas. En Regensburg hay que visitar la casa en la que murió en 1630, hoy convertida en Museo Kepler. Es pequeño y discreto pero son interesantes los aparatos de astronomía que construía para realizar sus experimentos y hay que ver también aquella bota suya en la que gustaba empinar el codo, para la que inventó un sistema que le permitía medir exactamente en cada instante el vino que quedaba en su interior. 

En esta ciudad, según Maximiliano I "la más floreciente en un tiempo de todas las ricas y famosas ciudades de nuestra nación alemana", cuyo casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2006, hay dos monumentos especialmente destacables, la Regensburg Dom, (la catedral de St. Peter), que constituye el ejemplo más importante de la arquitectura gótica en Alemania Meridional y el viejo puente de piedra sobre el Danubio, construido en la primera mitad del siglo XII, que al parecer es el puente más viejo sobe el Danubio y también de toda Alemania.

Una paisana, Andrea Maria Schenkel, nacida en Regensburg, se sintió impresionada desde su infancia por un crimen brutal habido en la zona en los años cincuenta. En un pequeño pueblo próximo a Regensburg, la familia Danner fue salvajemente asesinada en su granja. Los cuerpos sin vida de los padres, su hija y sus dos nietos de corta edad, así como la criada que ese día había acudido por primera vez a la casa, fueron descubiertos por unos campesinos, que entraron en la finca intranquilos por la rara ausencia de sus vecinos. Andrea María nunca se quitó de la cabeza aquella masacre y siempre vivió angustiada pensando que alguien de entre su pequeña comunidad pudiese ser capaz de cometer semejante brutalidad. Aun hoy el caserón de los Danner en Tannöd es conocido como el caserón de la muerte. La historia, todavía sin resolver, le llevó a escribir Tannöd, el lugar del crimen, su debut literario, una auténtica revelación en Alemania y un bombazo literario. Publicado por una pequeña editorial, se encaramó durante más de un año al primer puesto de las listas de ventas y obtuvo el prestigioso Deutscher Krimi Preis y otros varios antes de ser adaptada al teatro y llevada al cine.

jueves, 23 de julio de 2015

Entre Ingolstadt y Kelheim

En la cima del monte Michelsberg, una colina en las inmediaciones de Kelheim, el punto al que nos dirigimos, se encuentra la Befreiungshalle, un monumento que conmemora la liberación de Alemania en las guerras contra Napoleón. La Befreiungshalle es un singular edificio circular adornado con dieciocho estatuas de mármol de Carrara que sostienen escudos con los nombres de las batallas contra Napoleón. Hay unas excelentes vistas del Danubio desde lo alto.

Lola Montez
La construcción se debe a un capricho de Luis I de Baviera que en 1836 volvió de un viaje a Grecia encandilado con la cultura helena. Cuando se inauguró en 1862 el monarca había ya decidido retirarse de la vida pública, ahora encandilado con los encantos de Lola Montez, la bailarina irlandesa que le dejó embrujado desde que, tras presenciar una actuación suya, en una audiencia privada se le ocurrió preguntarle si aquel cuerpo era divino o humano, a lo que la actriz respondió rasgando su vestido, para que el pícaro don Luis pudiese comprobar por sí mismo la auténtica naturaleza de sus pechos. 

Esta quinta etapa que transcurre desde Ingolstadt hasta Kelheim es relativamente larga, alrededor de sesenta kilómetros. Aproximadamente a mitad de camino nos encontramos con Neustadt an der Donau y un par de kilómetros más adelante con Bad Gögging, una bella y tranquila localidad termal situada a la orilla de un afluente del Danubio, el Abens. Es rica en manantiales de azufre, por lo que hay varios balnearios e instalaciones termales, en los que será fácil reponerse del cansancio acumulado en la bicicleta. También tiene interés visitar la iglesia de St. Andreas, que en su interior alberga un museo romano (solo abre una hora al día por las tardes).

Römerkastell Abusina
Poco después de Bad Gögging y cerca del Danubio se encuentran las ruinas de  Römerkastell Abusina, un importante campamento que los romanos levantaron aquí, en la frontera norte de su Imperio. Fue fundado en la segunda mitad del siglo I, construyéndose inicialmente de madera para rehacerse en piedra en el siglo siguiente. Cada año se celebra durante tres días en el mes de agosto un gran festival que rememora la vida romana en el lugar. Lo que actualmente puede verse no es gran cosa, apenas las bases de los muros y poco más. Los romanos llamaron limes a esta frontera septentrional que separaba y protegía su imperio de las acometidas de los bárbaros. La tradición popular consideraba la construcción de este muro como algo misterioso, como cosa del diablo. Para el campesino del medievo el parapeto que marcaba los límites del imperio romano hasta el mar Negro era algo sobrehumano, inimaginable, algo fuera de lo normal que solamente podía haber sido ejecutado por misteriosas fuerzas sobrenaturales. 

Kloster Weltenburg
Pocos kilómetros más adelante, desde Eining se puede cruzar en un transbordador hasta Hienheim, en la otra orilla del Danubio. Continuando desde allí otros 3 kilómetros está la Hadriansäule o Columna de Adriano, un monumento conmemorativo que marca el extremo más oriental de lo que fue el muro de piedra (Teufelsmauer-Muro del diablo) con el que los romanos pretendieron reforzar la defensa de esta provincia fronteriza de su Imperio. Es un tramo un poco complicado que al final compensa por unas hermosas vistas del monasterio benedictino de Weltenburg (Kloster Weltenburg), considerado el más antiguo de Baviera, fundado en el siglo VIII, aunque su actual fisonomía procede de la reconstrucción hecha en el XVIII.

Nuestra agonía del día termina en la confluencia del Danubio y el Altmühl, en Kelheim. Esta ciudad posee la planta de cerveza blanca (Weissenbier) más antigua de Baviera, inaugurada en 1607. 
Weisses Brauhaus
Aunque ya tengamos prevista la cena en Kelheim, la Weisses Brauhaus merece una visita. Es una fábrica de cerveza fundada en 1607 por el Duque Maximiliano que dispone en el patio interior de una terraza (Biergärten) muy agradable, con árboles de gran tamaño. La cerveza es deliciosa a juicio de los especialistas. 

Los orígenes de los Biergärten se remontan al siglo XVI, cuando el proceso de elaboración de la cerveza se hacía entre septiembre y abril. Características comunes de los Biergärten son las mesas y bancos de madera, el patio con árboles y el suelo de gravilla. No se considera adecuada la presencia de sillas de plástico, la sustitución de árboles por sombrillas, los suelos de cemento o que se sirva comida precocinada.

Los Biergärten surgieron cuando se bebía sobre todo cerveza de fermentación baja, que por ley sólo se permitía prepararla entre el 29 de septiembre y el 23 de abril, ya que la fermentación debía tener lugar entre 4 y 8 grados. A fin de que la cerveza pudiera ser servida también en los meses calurosos, las grandes cervecerías construyeron sótanos para conservar la cerveza a temperaturas adecuadas. Al objeto de  mantener los sótanos frescos, el suelo sobre el que estaban construidos se cubría de gravilla. Después se plantaron castaños, por la sombra fresca y densa que proporcionan. En algunos Biergärten se suele permitir que los comensales lleven su propia comida pero las bebidas deben comprarse siempre en el local. La mayoría tienen un espacio reservado para los clientes habituales y dejan el resto para los visitantes ocasionales.

lunes, 20 de julio de 2015

La lucha de Marieluisefleisserdeingolstadt

Una aventura cicloturista de este tipo siempre es enriquecedora. En primer lugar por la experiencia en sí misma, por la osadía de atravesar un país impulsado por tu propio esfuerzo, pero también por todo lo que conlleva alrededor, por lo colateral, por las inquietudes que antes de arrancar despierta en el ánimo y por las ganas de centrar la atención en aquellos lugares por los que vas a pasar. Uno de los aspectos positivos de este viaje es el acercamiento a ese Danubio espeso y culto de Claudio Magris que nos recomendó José Luis Llorente y cuyo argumento serpentea siguiendo el curso del río que vamos a recorrer. Uno no puede evitar sentirse terriblemente insignificante desbordado por el oleaje abrumador de lecturas de las que hace gala el autor y que a la mayoría de los mortales nos falta. 

En medio de tantas páginas se encierran historias terribles, a veces descarnadamente humanas, irónicas, crueles en muchas ocasiones y piadosas en otras. Magris dibuja con su pluma minuciosa retratos literarios de gente conocida o no tanto, en los que la fuerza de las vísceras aflora impetuosa, con sus grandezas y sus miserias. El autor recobra historias de aquel infierno que rodeó al holocausto judío, de grandes escritores, de pequeños y borrosos seres imprecisos y de mujeres fuertes que acabaron siendo víctimas de una mano masculina más enérgica que ellas y brutal. 

En su paseo por “El Danubio” Magris recrea con desgarro la vida de algunas mujeres que lucharon por ser distintas pero que finalmente terminaron oprimidas por hombres voraces, sometidas y anuladas o totalmente oscurecidas. Así es, por ejemplo, la conmovedora historia de Marieluise Fleisser de Ingolstadt ("el nombre de la vigorosa escritora siempre se declina con el apéndice de su ciudad natal, como si se tratara de una única palabra, Marieluisefleisserdeingolstadt"), a quien no es posible disociar de Bertolt Brecht con el que mantuvo una relación tormentosa. 

Marieluise Fleisser y Bertolt Brecht
Autora de intensos dramas históricos (Pioneros de Ingolstadt y Purgatorio en Ingolstadt) que se leen como un grito y que dibujan con rigor la vida asfixiante de provincias y el sometimiento rabioso de la mujer, cuando Brecht la conoce, la introduce en el gran mundo del teatro y la promueve entre los círculos culturales de Berlín. Según Magris, "el encuentro con Brecht fue para la escritora una fortuna intelectual, y probablemente, un infortunio existencial." Todo lo que Marie Luise denunció en sus dramas sobre el avasallamiento histórico del hombre y la sumisión y sujeción de la mujer a los dictados varoniles, lo padeció a su manera con Brecht. Según Magris "en su relación sentimental con Brecht, de que la Fleisser sintió la ardiente necesidad de distanciarse, la autora vivió y sufrió esa dominación masculina" ... "esa obligada mezcla de dedicación visceral y de visceral rebelión que excluye la igualdad y acepta a priori, incluso protestando con rabia, la fatalidad de la violencia masculina sobre la mujer". Después de alejarse de Bretch, Marieluise volvió a Ingolstadt y fracasó en varios intentos de suicidio, tras los cuales se dedicó apasionadamente a desgranar por escrito los mecanismos más oscuros de la condición humana. Recibió varios premios literarios, Fassbinder trasladó a la pantalla su Pioneros de Ingolstadt y unos meses antes de morir en 1974 le concedieron la Medalla al Mérito de la Orden Bávara.