miércoles, 24 de junio de 2015

Pedalear

Estoy seguro de que, aunque a veces sean opiniones apasionadas, buena parte de las maravillas que se atribuyen a la bicicleta son verdad. Posiblemente pedalear moderadamente y con frecuencia permita alargar la vida, sirva para reducir el riesgo de infarto, ayude a que la tensión arterial mejore y a rebajar el nivel malo de colesterol. Incluso admito que pueda llegar a minimizar ciertos dolores de espalda gracias a la posición en la que se pedalea y al fortalecimiento de determinados músculos.

Tampoco se pueden poner objeciones a las incuestionables ventajas económicas y ecológicas que esgrimen llenos de razón los bicicleteros militantes.

Pero aunque todo eso me parezca importante, lo que realmente a mí me encanta de andar en bicicleta es que me hace sonreír.

martes, 23 de junio de 2015

Pensando en el equipaje

Dentro de unos días, con tanta ilusión como dudas de todo tipo, empezaremos a pedalear desde Ulm hacia Passau (¡vaya viaje!). Al tiempo que los músculos cogen algo de tono, la cabeza irá dejando aparcadas poco a poco esas incómodas contrariedades cotidianas que a todos nos rodean.

Y cuando se acerca el momento de iniciar una aventura de este tipo, algo a lo que solemos dar vueltas y más vueltas es el tema del equipaje que vamos a necesitar. ¿Cuantas camisetas? ¿Llevo ropa de abrigo en esta época? ¿Hacen falta herramientas?

Antes de entrar directamente al tema en cuestión hay que decir inmediatamente dos cosas: La primera que es algo muy personal y la segunda que en esta ocasión no es un tema delicado. Que se trata de algo muy personal no hay ninguna duda. Resulta complicado decirle a otra persona de qué cosas debe prescindir y cuáles resulta importante que lleve consigo. En cuanto a que en este caso el asunto sea un problema menor se debe a que no vamos a tener que llevar el equipaje en las alforjas, por lo que el peso, que siempre es algo a tener muy en cuenta cuando tenemos que arrastrarlo, pasa a ser en estas circunstancias algo anecdótico, ya que vamos a poder meter en la maleta todo lo que queramos (eso sí, nos ponen un tope de 20 kg.). Teniendo eso presente, sabiendo que llevemos el equipaje que llevemos y aunque pese lo que pese lo vamos a tener cada tarde esperándonos en el hotel, lo único que hay que precisar son unos pocos detalles mínimos.

Al margen de la ropa de calle que queramos llevar, el equipo básico para la actividad incluiría 2 culotes y 2 maillots. Son muy adecuados los maillots específicos de ciclista (que no sean de algodón) porque son muy frescos, transpiran fácilmente, el sudor se seca casi al momento y se pueden lavar por la tarde y estar disponibles para ser usados al día siguiente. En todo viaje en bici el culote es fundamental, su badana (o acolchado) nos aligerará las presión en las posaderas tras horas de pedaleo. Además, son muy fáciles de lavar y secar. Existen pantalones con badana que son prácticos porque se pueden usar para como un pantalón corto normal, pero su limpieza es más engorrosa y no hay que olvidar que el culote hay que lavarlo con mucha frecuencia ya que se usa sin ropa interior. También es conveniente incluir en el equipaje un chubasquero/cortavientos porque en cualquier momento nos pueden caer unas gotas y 3/4 pares de calcetines finos. Para pedalear hay que elegir un calzado que sea cómodo. Se puede decir que vale cualquier clase de zapatillas pero es conveniente que la suela no sea demasiado fina para no machacar en exceso la planta de los pies. Tampoco es conveniente que sea calzado totalmente nuevo (nunca zapatillas a estrenar) porque puede producir ampollas o rozaduras.

Llevar o no gafas de sol depende de los gustos de cada uno y de la climatología, pero en cualquier caso pueden ser una buena idea para ahorrarnos molestias con los mosquitos, si los hay. Algo que no es imprescindible pero cuesta muy poco y resulta muy útil es una muñequera de esas hechas con tejido absorbente que sirve para secar el sudor. También es práctica una toalla deportiva (gran capacidad de absorción, de microfibra, de las que pesan poco y secan mucho) y unos guantes de verano para amortiguar un poco la presión continuada sobre la palma de las manos (si están acolchados con gel mucho mejor para así minimizar que se nos queden dormidas las manos).

Tampoco está de más un mini-botiquín con cuatro cositas (tiritas, betadine, algún analgésico) para curar una pequeña herida o aliviar un dolor de cabeza. Que no falte la crema antirozaduras (es válida esa que se utiliza para el culito de los bebés). Posiblemente un protector solar resulte necesario para todo el mundo en agosto y tampoco hay que olvidar el repelente de mosquitos (vale cualquiera pero los que contienen toluamidadietílico (DEET) son los más eficaces).

Puede dar juego en un momento determinado una navaja (mejor multiusos). El móvil lo llevamos todos siempre y nos puede servir para una llamada necesaria, para hacer una fotografía y como bloc de notas. También es práctico incluir algo de papel higiénico, un paquete de toallitas húmedas y unos guantes de látex para no llenarse las manos de grasa si hay una avería mecánica.

jueves, 4 de junio de 2015

Acercándonos a Ulm

Antes de ponernos en marcha estoy echándole un ojo a "El Danubio", ese libro que alguien nos recomendó. Es verdad que con un poco de barniz vamos a sentir más de cerca la imponente carga histórica que ha rodeado a estos pueblos centroeuropeos. Aquí hay un par de cosillas sobre el primer punto de nuestro recorrido, Ulm.

 "Hans y Sophie Scholl, los dos hermanos detenidos, condenados a muerte y ejecutados en 1943 por su activa lucha contra el régimen hitleriano, eran de Ulm y hoy una escuela superior lleva su nombre. Su historia es el ejemplo de la resistencia absoluta (...) combatían con las manos desnudas contra la impresionante potencia del Tercer Reich, afrontaban el aparato político y militar del estado nazi provistos únicamente de su ciclostil, con el que difundían las proclamas contra Hitler. Eran jóvenes, no querían morir y les disgustaba alejarse del encanto de los días hermosos, como dijo tranquila Sophie el día de la ejecución (...) También en la plaza del ayuntamiento de Ulm el 18 de octubre de 1944 se celebraban, en presencia de von Rundstedt, los funerales de estado contra el mariscal Rommel. La multitud ignorante le daba el último saludo creyéndole muerto a consecuencia de una herida por la defensa del reich, mientras que, implicado en la conspiración del 20 de julio y habiéndosele ofrecido la alternativa entre el proceso y el suicidio, se había envenenado." 

Claudio Magris. El Danubio. Ed. Anagrama, pág. 65

miércoles, 3 de junio de 2015

Ciclismo con go-mas

Si has visto en televisión alguna etapa de la Vuelta o del Tour habrás oído alguna vez eso de que un ciclista va haciendo la goma (se utiliza cuando un corredor va a cola de un pelotón con dificultades para mantenerse en él por lo que suele quedarse descolgado y cuando llega un descansillo se reincorpora al grupo). Pues bien, la mayoría de nosotros no hacemos la goma sino que somos GO-MA, somos gordos y mayores (yo el primero, con 64 años y 20 kilos de más), pero no hay que asustarse. Ni estamos estilizados ni tenemos la misma forma física que teníamos con veinte años, pero nos apetece esta aventura de hacernos un recorrido en bicicleta por el Danubio. 

La pregunta inmediata es: ¿En qué estado de forma hay que estar para hacer un viaje de varios días en bici? La respuesta es tan sencilla como gallega: depende. Depende de la ruta que has planificado, del plan en el que viajas y de los compañeros. Posiblemente de muchas cosas más, entre las que no habría que dejar de lado las ganas, la ilusión, el interés, pero aún así ya os he comentado que los que saben de esto recomiendan que para arrancar deberíamos de ser capaces de hacer durante tres días el 75% de los kilómetros que se hayan planificado hacer en una etapa. En nuestro caso la media diaria es de unos 50 kilómetros, lo que significa que nuestra prueba de fuego sería hacer antes de arrancar 35 kilómetros durante tres días previos.

Está claro que cuanto mejor sea nuestro estado físico más disfrutaremos, pero no hay que obsesionarse ni pensar que es necesario entrenar durante meses (ni vamos a dar la vuelta al mundo ni tenemos ningún récord que batir). Aunque los primeros días sean un poco duros, pronto nos acostumbraremos a la rutina del pedaleo.

El ritmo más vivo de viaje va a ser el ritmo del que pedalee más despacio. No tenemos intención de sufrir. Las etapas comienzan con un buen desayuno, luego una horita de pedaleo, después un cafetín, algo más de pedales, un bañito en el Danubio, otro empujoncito a base de algo más de pedaleo, un pinchito y una caña, descansito en la hierba, volvemos a la bici, paradita para ver un atrio precioso y hacer unas fotos, unos kilómetros más de bici, hemos llegado, duchita, relajo, cena, paseito y a dormir. 

¿El éxito depende de la ruta, del plan de viaje y de los compañeros? Pues hemos elegido una ruta cómoda, llana, con etapas llevaderas, la mejor, tenemos el mejor plan de viaje porque tenemos la sana intención de disfrutar, de las vacaciones, de la aventura, del paisaje, de la cerveza, de todo lo que podamos y, además, hemos conseguido el mejor ingrediente para asegurar el mejor equipo, un puñado de buena gente que nos queremos un montón. Vamos a hacer un viaje muy bonito.

lunes, 1 de junio de 2015

Calentando motores

A menos de dos meses de nuestro soñado viaje por el Danubio hemos sacado ya los billetes de tren que nos llevarán desde el aeropuerto de Munich a Ulm, la ciudad en la que iniciaremos nuestra ruta bicicletera. Pero antes de entrar en lo más lúdico de nuestro viaje, vayamos a los detalles prácticos:

München Pasing
Está previsto que aterricemos en Munich el día 30 de julio a las 9,50 de la mañana. Cogeremos un tren de cercanías (S-Bahn) hasta la estación de Munich-Pasing. Allí nos tenemos que bajar y buscar la vía (Gleis) 10 para coger el ICE 516 que sale de la estación a las 13,37. Esto significa que, como muy tarde, tendremos que salir del aeropuerto en el SB de las 12,24 (Gleis 2) y que llega a Pasing a las 13,15 (Gleis 7/8). En este caso tendríamos 22 minutos para hacer el transbordo. Más que suficiente, pero es preferible coger el primer tren que podamos y tomar un refrigerio en la estación de Pasing, mientras esperamos al tren que nos llevará a nuestro primer destino.

A Ulm llegaremos a las 14:49. Allí nos dirigiremos al Maritim Hotel Ulm (Basteistrase, 40), nos instalaremos y después podemos dividirnos en 14 grandes grupos (es decir, cada uno hacer lo que le apetezca) o visitar juntos, pero no revueltos, la catedral de Ulm, que según las crónicas posee la torre más alta del mundo. Otra cosa que recomiendan las guías de viaje es darse un paseo por el pintoresco barrio de pescadores.


El viernes 31 de julio comienza nuestra excursión en bicicleta (Fahrradtour) . De Ulm a Dillingen tenemos unos 51,83 kilómetros. No está nada mal para empezar a endurecer el culo. Tampoco conviene asustarse. Consultado nuestro planificador de rutas, ésta es para novatos, máximo desnivel 50 metros: una cagada, todo llanito. Si alguien tuviera ganas de hacerlo de un tirón, tardaría 3 horas y 27 minutos y quemaría 706 calorías. Pero no es plan. A unos 10 km de Ulm podemos hacer una paradita técnica para visitar la Iglesia de la Peregrinación en Elchingen, una de las bonitas aldeas que nos vamos a encontrar en el recorrido.