domingo, 26 de abril de 2015

Vamos de culo

Antes de ponerse en marcha para iniciar nuestra aventura ciclista por el Danubio en la que vamos a estar varias horas diarias pedaleando, hay que tener muy presente que una de las partes del cuerpo que más va a sufrir es la de la entrepierna. Incluso para los ciclistas habituales o para los profesionales hay días en los que sus partes nobles están irritadas y sentarse en el sillín es una auténtica tortura. Lógicamente para los que no tenemos esa condición va a ser más fácil que el culo nos pase factura. Entonces pensaremos en todo, que si el sillín no es el adecuado, que si debíamos de haber buscado un culote mejor, que si tenemos que cambiar la posición en la que nos colocamos para pedalear, que si será mejor usar vaselina, que si la crema hidratante, .... Es verdad que todas esas variables pueden influir en que nuestras posaderas se quejen más o menos del castigo, pero es inevitable sufrir encima del sillín. 

Aunque la sociedad actual tienda a llevarnos a una vida sedentaria y a pasar más tiempo sobre nuestras posaderas que sobre nuestros pies, lo cierto es que fisiológicamente nuestro cuerpo no está preparado para ello y el culo no está diseñado para estar horas y horas soportando todo el peso corporal. Obviamente el problema se agrava si en vez de una silla o un sillón, el asiento que utilizamos tiene unas dimensiones mínimas y la forma ridícula de un sillín de bicicleta. 

En internet se pueden encontrar muchos foros que hablan del tema y hacen propuestas aliviadoras pero, al final, si no queremos que el culo nos amargue el viaje, por duro que suene, la única solución válida es la de crear "callo" en el culo antes de ponerse en marcha. Por eso, aunque es muy cierto que debemos elegir un culote de calidad que se adapte bien a nuestro cuerpo y que no genere arrugas (es mejor llevar dos para poder lavarlo diariamente), resulta imprescindible comenzar con antelación suficiente pero con cierta constancia (no se conquistó Zamora en una hora) por hacer rutas relativamente cortas e ir incrementando progresivamente el tiempo que estamos sobre el sillín. Hay que ser un poco sistemático pero si algún día estamos doloridos y nuestra zona noble se queja es mejor no salir. Lo único que haríamos sería pasarlo mal y empeorar. Nos tomamos un par de días de descanso y otra vez a la carga. Comprobaremos que con más tiempo y más kilómetros la cosa va mejorando rápido que es de lo que se trata para que nuestro viaje sea placentero.

La parte interior de la entrepierna suele irritarse con la presión y a veces pueden aparecer irritaciones provocadas por alguna rozadura. Para tratar estas rozaduras o la piel irritada lo primero que debemos hacer es mantener constantemente una buena higiene. Durante el viaje hay que tratar de ducharse lo antes posible después de cada jornada, quitarse el culote usado, lavarlo y ponerse prendas secas y cómodas. Si hay irritaciones o rozaduras se puede utilizar cualquier crema de las que se usan en los culos de los bebés. Entre los bicicleteros internautas parece demostrada la eficacia de una pomada llamada Halibut.

martes, 14 de abril de 2015

Antes de ponerse en marcha

Hay una serie de cosas que es necesario tener en cuenta y que conviene hacer desde un par de meses antes de comenzar nuestro viaje. Una de ellas es empezar ya a coger la bici.

El estado de forma que hay que tener para hacer un primer viaje en bici depende de varios factores, entre otros de la ruta que se haya previsto, del plan de viaje y de los compañeros que llevemos. En algún sitio dicen que para embarcarse con éxito en una aventura cicloturista hay que ser capaz de hacer sin problemas el 75% de los kilómetros que se hayan planificado para cada día durante tres. Según esto, en nuestro caso la prueba definitiva sería hacer unos 35 kilómetros tres días seguidos.

Pero esto no es solamente por mejorar nuestro estado físico. No hay que olvidar que una de las cosas importantes que tenemos que hacer antes de ponernos en marcha es endurecer el culo. Para los no iniciados sin lugar a dudas es la parte del cuerpo que más sufre. Por eso es conveniente conseguir empezar nuestra andadura con el culo encallecido, acostumbrado a sufrir. Hay que lograr que el culo acepte con tiempo la incomodidad del sillín.

Está claro que disfrutaremos más cuanto mejor sea nuestro estado físico, pero no hay que obsesionarse ni pensar que es necesario entrenar durante meses para lanzarse a una aventura de éstas. Aunque los primeros días sean un poco duros, el cuerpo es sabio y pronto se acostumbra al esfuerzo. En poco tiempo se hacen etapas más largas con menos esfuerzo.

Una cuestión a tener en cuenta es la de las alforjas. No es igual montar una bici sin peso que con alforjas. La diferencia no es grande, pero se nota sobre todo al arrancar y en las cuestas arriba. Es cuestión de acostumbrarse. También hay que adaptarse al culotte con tiempo suficiente. No podemos arriesgarnos a comenzar el viaje con un culotte a estrenar que nos puede resultar incómodo o producirnos rozaduras. Tenemos que empezar a usarlo con tiempo de antelación y lavarlo varias veces. Aunque no todo el mundo lo hace, el culotte se debe llevar sin ropa interior. La ropa interior hace pequeños pliegues que actúan  a modo de lija sobre la piel y las delicadas partes bajas de nuestro cuerpo provocando rozaduras con resultados muy dolorosos la mayoría de las veces. La solución durante el viaje es lavar el culotte con mucha frecuencia.

En cualquier caso, el mayor reto no es domar el cuerpo, sino la cabeza. Aunque no lo parezca se pedalea con la cabeza. Cuando las cosas no van como uno piensa te abandonan las fuerzas, quieres dejar de pedalear y entonces empiezan los problemas. Sin duda aparecerán situaciones en las que desearás tirar a la basura para siempre la bicicleta.
  • Sopla un viento en contra importante
  • Te has olvidado algo que consideras fundamental
  • Te caes
  • Empieza a llover
  • Piensas que detrás de aquella curva aparecerá el pueblo y no está
  • No encontramos ningún sitio para tomar una coca cola
  • Estamos a 30 grados, pinchas y no hay ni una sombra
  • Se está haciendo de noche
  • Has dormido mal y estás cansado/a
  • Te duelen partes del cuerpo que no sabías que tenías
  • Echas de menos a tu mamá
Todo esto puede pasar. Ante este cúmulo de adversidades ¿qué hacer?¡Sencillo! ¡Enfadarse con uno mismo, insultarse y llamar a algún compañero que para eso están! ¡Cariño y tranquilidad es lo que hace falta! ¡Y en este grupo sobra! Nadie puede olvidarse en ningún momento de que esto es un viaje placentero no una competición y que la meta es ante todo disfrutar todo lo que se pueda. 

domingo, 12 de abril de 2015

Braunau am Inn

A poco más de 50 kilómetros de Passau, donde pasaremos las dos últimas noches de nuestro recorrido en bici, se encuentra la ciudad austriaca de Braunau am Inn. En esta pequeña y bella ciudad fronteriza nació el 20 de Abril de 1889 Adolf Hitler. Descubrí esta información en un libro muy curioso que estoy leyendo, "Los magos de la guerra". Curioseando en Internet me enteré de que Braunau es una ciudad muy bonita, típicamente austríaca, a dos horas de tren de Passau. Aunque hay mucho que ver en esta localidad, quién sabe, a lo mejor alguno de nuestros colegas de viaje tiene ganas de conocer la cuna del Führer. Paradojas de la vida, un siglo antes nació en la misma ciudad Franz Xaver Gruber (1787-1863). Este maestro y músico fue el compositor del villancico "Noche de paz".
La casa donde nació Hitler, hoy centro de rehabilitación infantil
La que fuera casa natal de Hitler es hoy en día un lugar para la rehabilitación de niños con problemas mentales. La piedra que se encuentra frente a dicha casa fue traída del campo de concentración Mauthausen, en protesta contra el nazismo y los actos liderados por Hitler. En dicha piedra consta la inscripción: "Für Frieden, Freiheit und Demokratie. Nie wieder Faschismus. Millonen Tote mahnen" (Por la paz, la libertad y la democracia. Nunca mas fascismo. Millones de muertos nos advierten)